lunes, julio 13

El cine como vehículo de escape de la cruda realidad

“La vida no es como en las películas”

Hongrui Zhang


Hace poco, muy poco en realidad, leí un ensayo crítico del famoso escritor peruano Mario Vargas Llosa sobre Juan Carlos Onetti, otro celebre escritor de nacionalidad uruguaya considerado como pionero de la narrativa contemporánea en Latinoamérica. En el prefacio de dicho ensayo Vargas Llosa resume de forma magistral y mágicamente la historia de la humanidad en unas escasas páginas que, sin exagerar, podría dejar a cualquier lector la sensación de que nada falta y nada sobra. Pero más allá de la genialidad del autor, hay un tema que él introduce como la piedra angular de las obras de Onetti y que está relacionado con la película Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore: el viaje de la realidad a la ficción. Vargas Llosa argumenta que los escritores, especialmente Onetti, hacen literatura (contar históricas) para ayudar al hombre a escapar de una realidad cruda y restrictiva hacia otra donde lo imposible se vuelve posible, donde lo prohibido se vuelve común, donde lo mágico y lo natural se confunde y se mezclan en hechos cotidianos, permitiéndole olvidar, aunque sea momentáneamente, los problemas de su triste realidad. No puedo estar más de acuerdo con el autor de Conversación en la Catedral y El Hablador, pero me atrevería a decir que no solo la literatura tiene ese rol mágico, sino también el cine. Si bien es cierto que el cine nació como registro de hechos cotidianos y breves, este se fue paulatinamente mejorándose hasta llegar a su función actual que es la de contar históricas que permitan al público trasladarse a ese mundo sin reglas y sin límites, lejos de esta realidad aburrida y ordinaria, tal como la literatura. Precisamente, el uso del cine como vía de escape de la realidad se ve constantemente en Cinema Paradiso que no solo narra una historia de amor entre Salvatore y el cine, sino que también muestra ese rol casi narcótico que se mencionó anteriormente.