viernes, mayo 23

Las Neuronas Espejo y su posible impacto en el Saber Contemporáneo

Hongrui Zhang
Una breve explicación de las Neuronas Espejo

“Las neuronas espejo hará por la psicología lo que el ADN hizo por la biología: proporcionarán un marco unificador y ayudarán a explicar una multitud de capacidades mentales que hasta ahora han permanecido misteriosas e inaccesibles a los experimentos”
Vilayanur S. Ramachandran

En 1996 un grupo de científicos de la Universidad de Parma (Italia), liderado por Giacomo Rizzolatti, descubrió un peculiar grupo de neuronas llamadas espejo en el cerebro de un mono. Lo sorprendente es que esas neuronas no solo se encendían cuando el primate realizaba una acción, sino también cuando observa que otra persona realizaba esa misma acción. Aunque al comienzo pensaron que solo fue un error de medición, posteriores estudios han comprobado su existencia en los seres humanos; y asimismo han revelado su importancia para entender la imitación, el origen del lenguaje, e incluso la empatía, es decir, la capacidad para comprender las intenciones de otros, para sentir lo que sienten otros. Tan importante fue el descubrimiento para la humanidad, y en particular para la neurociencia y la cognición social[1], que el prestigiado investigador V.S. Ramachandran no dudó en afirmar que su hallazgo será tan trascendental para la psicología como lo fue el ADN para la biología.

Hoy en día numerosos científicos afirman que las neuronas espejo se activan no solo cuando observa una acción, sino que va más allá, porque basta con imaginársela. Esto es posible gracias al “mecanismo de simulación incorporado” que consiste en simular las acciones observadas en otros. La implicancia es que nos permiten no solo captar sino también comprender las intenciones de otros (leer la mente y predecir el futuro), hecho fundamental para el proceso de socialización y la formación de la cultura. Por ello con su descubrimiento ahora es posible explicar de un modo más sencillo esa situación tan habitual para todos de comprender inmediatamente lo que otro individuo está haciendo. Tanto es así que su descubridor Rizzolatti ha dicho que el sistema de neuronas espejo es la base de nuestro comportamiento social y moral. Asimismo nos permite hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los demás.

Ciertamente el impacto que tendrán las neuronas espejo en los distintos campos profesionales va más allá de este ensayo, como por ejemplo su aporte en la construcción de una renovada teoría de la mente (ToM)[2], así como su cuantía para entender trastornos mentales como el autismo; no obstante, el mensaje más importante - como dijo Rizzolatti - es que demuestran que verdaderamente somos seres sociales. Nos ponen en el lugar del otro, pero no de forma abstracta o intelectual, sino sintiendo como él. Este cambio en la concepción natural del hombre, de un ser egoísta a un ser social, significa que muchas ciencias sociales, especialmente la economía, tendrán que preguntarse sobre qué cimentos está hecho su estructura del saber y si ellos son o no compatibles con este descubrimiento.

Con el objetivo de señalar su impacto en el saber contemporáneo (bajo el supuesto de que se confirman esos descubrimientos) se tratará de discutir, antes que nada, algunos conceptos universales, tales como la libertad, la voluntad y la caridad, y su compatibilidad con el sistema de neuronas espejo. Luego se pasará a explicar las consecuencias para las ciencias sociales contemporáneas como la psicología, la sociología, etc. En este punto se detendrá a analizar con mayor detalle las implicancias para la teoría económica clásica/neoclásica, que en mi opinión será la más afectada. A continuación se discutirá si este descubrimiento significa el hallazgo de un nuevo camino a la felicidad. Otro tema importante será el posible fin de la religión y las tradiciones como “proveedores” de los valores éticos. Finalmente se alertará el peligro de caer en el determinismo de la ciencia.


Desempolvando algunos conceptos universales

Según la declaración universal de los derechos humanos, el hombre nace libre y tiene el derecho de gozar de esa libertad sin dañar a terceros. Esa libertad no solo abarca el mundo material sino también el orbe del pensamiento. Sin embargo, los nuevos avances de la ciencia han demostrado que hay un cierto grado de determinismo en nuestra vida, y que no gozamos de tanta libertad como se pensaba. Desde la teoría evolutiva, pasando por el ADN, hasta llegar al descubrimiento de las neuronas espejo. La ciencia ha demostrado que cada vez tenemos menos nuestra voluntad. ¿Cómo así? Por ejemplo, con el ADN los científicos han mostrado que ciertos rasgos físicos e psicológicos (comportamiento) son hereditarios. Ahora el descubrimiento de las neuronas espejo señala que somos verdaderamente seres sociales, es decir, dependemos de otros más de lo que imaginamos. Por ello, no es que el hombre sea un ser egoísta con libertad plena para buscar su propia felicidad, pues de alguna forma estamos “atados” a otros hasta antes de nuestro nacimiento (el primer contacto con nuestra madre).

El concepto más polémico será definitivamente la caridad porque ahora se tendrá que preguntar si esa cualidad depende de nuestra esencia biológica o de nuestro lado moral. Según la definición cristiana la caridad es un sentimiento que impulsa a las personas a la solidaridad con sus semejantes, es decir, depende mucho de nuestro lado moral y de la forma cómo percibimos los valores éticos. Sin embargo, el sistema de neuronas espejo afirma que biológicamente estamos equipados para la empatía, es decir, sentir lo que sienten otros. Por lo tanto, si somos más solidarios no es que tengamos “un corazón más grande que otros”, sino porque tenemos un sistema de neuronas espejos más sofisticado y sensible que otros. Obviamente tal conclusión es atrevida y precipitada, porque confirmar su validez implica que la bondad de la Madre Teresa de Calcuta fue producto de un “azar biológico” y no por la razón que todos conocemos.

Así como estos dos conceptos, hay otros que podrían no ser compatibles con las conclusiones de las neuronas espejo y sería interesante analizarlas, pero ese no es el objetivo de este ensayo, por lo que se dejará para otra oportunidad.


Removiendo los cimientos de las ciencias sociales contemporáneas

No hay duda alguna de que el hallazgo de las neuronas espejo tendrá grandes repercusiones (Si las hipótesis sobre sus propiedades son ciertas) en las ciencias sociales contemporáneas. La Psicología, la Sociología y la Antropología se nutrirán de este hecho, mientras que para la Economía esto podría significar el principio del fin de la teoría clásica/neoclásica.

Por un lado, este descubrimiento consolidará la unión entre la Psicología y la Ciencia (Neurociencia) y su aporte podría arrojar nuevas ideas para comprender algunos procesos mentales (como el autismo) que hasta ahora han permanecido a la sombra del conocimiento. Si bien esto implica reformular algunos conceptos psicológicos y replantear algunos procedimientos del psicoanálisis, su colaboración llevará a la Psicología a otro nivel, tal como Sigmund Freud lo hizo cuando creó el psicoanálisis.

Por otro lado, las otras ciencias sociales se verán obligadas a revisar su pozo del saber para comprobar si sus planteamientos son consistentes con la aparente verdad sobre la condición natural del hombre: un ser verdaderamente social. La sociología y la antropología ya venían afirmando el lado social - sin negar su lado individual - del hombre, pero no con el grado de determinismo que la ciencia hace. No tendrían “problemas” porque las bases de su estructura del saber no se apoyan en que el hombre es un ser egoísta, más bien resalta su lado social. Cambios habrá pero no como para “tumbar todo el edificio”.

Todo lo contrario podría pasar con la Economía, que irónicamente es la ciencia social que más se ha aproximado a las ciencias naturales. Sin embargo, más adelante se explicará el porqué la Economía podría salir incluso fortalecida de este descubrimiento.


¿Quién dijo que el hombre es egoísta por naturaleza?

“no es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero de lo que esperamos nuestra cena, sino de sus miras al interés propio, y nunca les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas”
Adam Smith, “la riqueza de las naciones” (1776)

“El egoísmo, la idea de que cada uno tiene que hacer su vida y no ocuparse del resto son aspectos de la vida moderna. La naturaleza es justo lo contrario. Yo creo que cuando la gente dice que no es feliz y que no sabe la razón, es porque no tiene contacto social”
Giacomo Rizzolatti

La teoría económica clásica/neoclásica concibe a su objeto de estudio, es decir, al ser humano, como un ser individualista, solitario, incapaz de buscar siempre el bienestar común porque su lado social no puede doblegar a su innegable naturaleza individualista.

Esta concepción de la economía del ser humano nace en 1776 cuando Adam Smith, el padre de la economía clásica, escribe su famosa obra “Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”[3]. En ella resalta el egoísmo como la piedra angular de la economía y el trabajo como la fuente de la riqueza. Hoy en día casi todas las modernas teorías económicas - la teoría del consumidor, la teoría de la preferencia revelada y otras – descansan sobre el absoluto convencimiento de que el hombre es un ser egoísta por naturaleza; da por sentado que la mayoría (el famoso agente representativo) siempre toma una decisión maximizando su propia utilidad y no del resto. Ante esta crítica muchos economistas han asegurado que la teoría económica sí considera el lado social del hombre, ya que uno puede incorporar la función de utilidad de otro en el suyo. No obstante, la concepción egoísta no desaparece porque lo que maximiza al final es su propia utilidad. Entonces, queda claro que el egoísmo es la base filosófica de la teoría económica clásica/neoclásica y de la ciencia económica actual.

Ahora bien, para ilustrar el posible impacto de las neuronas espejo sobre la economía, y especialmente sobre la teoría clásica/neoclásica imagínense una pelea de boxeo en la cual las neuronas espejo terminan noqueando a la ciencia económica en el primer asalto. Así de dramática podría ser la situación si las neuronas espejo demuestran que pueden entender la mente de los demás, no solo a través de un razonamiento conceptual sino mediante simulación directa. Sintiendo, no pensando. Eso significaría que todo el saber económico de estos últimos siglos ha sido generado sobre la base de una verdad que resultó ser falsa (somos seres sociales por naturaleza). Incluso podría poner a la ciencia económica al borde del colapso y descontrol. Se reformularían casi todas las teorías económicas, las universidades cerrarían sus facultades de economía para hacer una reestructuración integral de sus syllabus y los libros de economía serían reeditados o arrojados a la basura. Con la creencia de que ya no elegimos para satisfacer nuestra propia necesidad, sino para ayudar a otros. Se desarrollarán nuevas teorías económicas sobre la base filosófica de que el hombre es un ser social por naturaleza, esta nueva verdad sería la que predomine en la ciencia económica tanto en el ámbito académico como en lo político.

No obstante, resulta importante aclarar que estas predicciones, un tanto pesimistas, tienen pocas probabilidades de cumplirse, y si ocurriesen, tampoco se darán de la noche a la mañana, más bien requerirían decenas de años. Ciertamente, cambios habrá pero no como para que todo el saber económico sea arrojado a un tacho de basura. La razón no es que yo tenga puesta mi camiseta de economista o porque sea un acérrimo defensor de la naturaleza egoísta del hombre, sino porque la economía como ciencia social ha demostrado, a lo largo de estos siglos, que tiene la capacidad para adaptarse y seguir los pasos de un mundo cada vez más cambiante. Basta con mencionar el nacimiento de la macroeconomía para explicar el fenómeno de la gran depresión o el resurgimiento de los monetaristas para explicar las altas tasas inflacionarias de la década de los ochentas para recordarnos que la ciencia económica no es un castillo de naipes. Asimismo, se reconoce que tampoco es “la ciencia social” que lo puede explicar todo. Como diría Gary Becker, la teoría económica es una herramienta sumamente versátil y poderosa para analizar cualquier situación (no todas), pero no siempre es la más adecuada. Mi optimismo reside en que mientras unos ven como una amenaza el descubrimiento de las neuronas espejo, yo veo una oportunidad para la ciencia económica.


¿Un nuevo camino para hallar la felicidad?

“But the rather vulgar case of Viagra reminds us that, in the end,
economics is not about wealth – it’s about the pursuit of happiness"
Paul Krugman

Uno de los temas más discutidos en la literatura económica es la llamada “paradoja de la felicidad”, que pone en evidencia la debilidad de la teoría de las preferencias reveladas: “cuanto más, mejor”. Paradójicamente muchos países desarrollados como Japón y Estados Unidos han mantenido un mismo nivel de satisfacción durante décadas a pesar de vieron cómo sus ingresos incrementaban de forma galopante. Los enfoques teóricos que tratan de explicar este fenómeno son numerosos[5]; sin embargo, pocos son los que plantean soluciones.

Es aquí en donde el descubrimiento de las neuronas espejo podría echarle una mano a la ciencia económica. Con el descubrimiento se tendrá que redefinir algunos conceptos que ayuden a entender mejor el comportamiento humano, pero eso no es todo, porque se tendrá que replantear también la receta para aumentar el bienestar de toda una nación. ¿Cómo así? Estudios realizados por la escuela de negocio de Harvard (HBS) señalan que dinero gastado en otros proporciona más felicidad que si se lo gastara en uno mismo. La base científica que explicaría esto podría ser las neuronas espejos. Dado que estamos equipados para la empatía, donar una cantidad de dinero a una fundación de ayuda humanitaria podría incrementar nuestra felicidad, ya que podemos sentir lo que sentiría un pobre al recibir la ayuda, aún sin haberlo entregado directamente. Esto explica por qué a muchas personas les es gratificante hacer la donación a un tercero (receptor), en lugar de hacerlo directamente.

Este descubrimiento bien podría ser un llamado a las naciones desarrolladas a detenerse a pensar un momento sobre la felicidad y cómo la caridad podría ser un nuevo camino para hallarla. Ya no es una carrera sin fin por aumentar el ingreso, sino la de fomentar la caridad, y tal vez así, países que han quedado estancados en un nivel de felicidad puedan encontrar nuevamente el camino del progreso.


El posible divorcio entre la ética y la religión

La ciencia, tan respectada y glorificada, ha sido y es el principal medio por el cual los seres humanos acceden a los conocimientos, sin embargo, su gran debilidad es que nunca ha podido “proveer” los valores éticos que pusieran en funcionamiento a las sociedades. Esa tarea siempre estuvo a cargo de la religión y de las tradiciones. Hasta hace poco era impensable que la ciencia pudiera penetrar al mundo de los valores éticos y morales utilizando la razón, pero eso podría cambiar si se confirma el descubrimiento de las neuronas espejo. Según V.S. Ramachandran, disolver las barreras entre el individuo y lo que lo rodea es la base de muchos sistemas éticos y, particularmente, de las grandes tradiciones místicas orientales. El sistema de espejo hace precisamente eso; por tanto, puede usarse para proporcionar una base racional en vez de religiosa para la ética.

Las neuronas espejo podrían explicar, por ejemplo, el por qué importantes valores éticos como la solidaridad o la humildad coinciden en las distintas religiones o culturas; y el por qué algunos valores éticos son aceptados en una sociedad y rechazados o no reconocidos por otra. ¿A qué se debe estas diferencias? Si lograra responder a estas preguntas tal vez el sistema de espejo pueda comprender mejor cómo fueron establecidos los valores éticos de las distintas sociedades.

Por otro lado, esta disputa histórica entre la ciencia y la religión podría tener un final feliz. Es que últimamente científicos de Oxford han estado investigando la estructura cerebral que aloja la creencia religiosa. Los físicos están ansiosos porque gracias al acelerador de partículas LHC, que pronto empezará a funcionar cerca de Ginebra, podrán por fin buscar una partícula fundamental que explica el origen de la masa, y a la que llaman la partícula de Dios[6]. El objetivo principal no es demostrar la existencia de Dios sino descubrir cómo las estructuras de la mente humana determinan la expresión religiosa.

Estudios preliminares señalan que la religión es un calmante ante la ansiedad de no saber. “Cuanto más se sabe, más se sabe que no se sabe. Y eso genera ansiedad. Además, el ser humano vive poco. ¿Qué pasa después? Esa pregunta está en todas las culturas, y la religión ayuda a convivir con ella, nos da seguridad" señala Eloy Gómez Pellón, antropólogo de la Universidad de Cantabria. Otros estudios sugieren que las personas religiosas se deprimen menos, tienen más autoestima e incluso viven más. Asimismo hay evidencias de que la religión ayuda a confiar en los demás y a mantener comunidades más duraderas.

Seguramente habrá más polémicas entre la ciencia y la religión, pero lo cierto es que sus roles con la humanidad cambiarán en función a las fuerzas naturales y a la voluntad de todos.


El peligro de caer en el determinismo

El descubrimiento de las neuronas espejo no determina que ahora se debe considerar al hombre como un ser netamente social. Eso es un error grave. Que esté equipado para la empatía no implica que no tenga su lado egoísta. Sea o no su naturaleza, es innegable que todos hombres construyen su identidad apoyándose en su yo interno. De algún modo somos individualistas porque disfrutamos de la soledad, pero también somos seres sociales porque la compañía de otros complementa nuestra vida. La ciencia, así como otros medios para obtener conocimiento, no está libre de la incertidumbre.

[1] El profesor Ralph Adolphs considera que la neurociencia ofrece una vía de conciliación entre las aproximaciones biológicas y psicológicas al comportamiento social. La cognición social, desde esta perspectiva neurocientífica, se define como la capacidad para construir representaciones de las relaciones entre uno mismo y los otros, y para usar estas representaciones de modo flexible para guiar el comportamiento social.
[2] La teoría de la simulación propone que la teoría de la mente es un desarrollo de la capacidad de interpretar las acciones de otros a través de la simulación o representación. Ahora las neuronas espejo proveerán una base sólida para esta teoría.
[3] Muy pocos recuerdan que Adam Smith también escribió otra obra de suma importancia: “La teoría de los sentimientos morales” (1759). En ella no concebía al hombre como un ser egoísta sino como un sujeto capaz de ponerse en lugar de otro (empatía).

[5] El libro “bonanza macroeconómica y malestar macroeconómico” – Jurgen Schuldt, capítulo IV – provee un resumen sumamente claro sobre 9 enfoques teóricos que tratan de explicar la paradoja de la felicidad.
[6] “Dios creó al hombre o el hombre creó a Dios” - Diario el País, Mónica Salomone 20-05-2008

viernes, mayo 9

La muerte anunciada del Pensamiento Humanista en las Universidades Peruanas: hechos y causas

Hongrui Zhang

Los Hechos

Lunes, un día cualquiera, me veo obligado a llegar temprano a mi universidad porque tengo exámenes de Literatura Universal e Historia Universal. De mi casa a la universidad me toma normalmente 45 minutos, y en el mejor de los casos 35. Para distraerme un poco siempre enciendo la radio para escuchar el programa del genial comediante Carlos Galdós en Studio 92, una emisora claramente dirigida para jóvenes. Lo que me sorprendió de ese particular día no fue uno de sus chistes ni mucho menos las canciones que pusieron; más bien fue algo que a muchos les hubiera parecido de lo más común. Me refiero a las publicidades referentes a los institutos y universidades. Más allá de algunas pequeñas variaciones, el argumento este tipo de publicidad era claro: “Oye tú, ¿Para qué perder tu tiempo llevando cursos generales que no tienen relación con tu carrera? ¿Tiene sentido estudiar Literatura Universal si quieres ser Ingeniero? Con nosotros estarás enfocado en tu carrera desde el primer día.” Esas “empresas académicas” (Porque hay que distinguirlas de las casas del saber) que dicen ser los mejores porque adiestran a sus alumnos a ser hábiles en sus materias, olvidan que su función no es la de fabricar humanos automatizados que solo sepan hacer lo que fueron instruidos (perfectamente ilustrado en la película Tiempos Modernos de Charles Chaplin) sino la de formar profesionales con valores y conocimientos que tengan la capacidad de sortear los problemas de la vida real. Es en esos cursos generales[1] (Psicología, Sociología, Historia, Literatura, Filosofía, Ciencia Política, etc.) donde los alumnos tienen su primer contacto con el pensamiento humanista, e inmediatamente entienden que antes de ser buenos profesionales, necesitan ser humanos que respectan los valores universales (Por ejemplo, la Libertad). Asimismo se dan cuenta de que esos cursos son la base de su formación profesional y que su duración no es de un año sino toda la vida.

Hoy en día la tendencia es que hay más “empresas académicas” que enseñan a sus alumnos a hacer que las universidades (las casas del saber) que enseñan a saber hacer. Para darnos cuenta de eso, basta con analizar los planes de estudios y las estrategias publicitarias de los últimos 10 años. No es novedad pues que muchas de esas empresas prometen a sus alumnos poner en práctica todo lo teórico y que al final de la carrera estarán “preparados” para la vida laboral. Con la ayuda de grandes campañas millonarias de publicidad tratan de acelerar la ansiedad del alumno por trabajar, porque esas empresas entienden que hoy en día el tiempo es sumamente valioso incluso para los jóvenes. Comprenden que la mayoría de los jóvenes sueñan con trabajar lo antes posibles para independizarse de sus padres; y que las casas del saber no estaban cubriendo esa necesidad. Este cambio se dio durante el gobierno de Alberto Fujimori cuando se promulgó la ley que permitía a la universidad ser de carácter empresarial con fines de lucro. Seguidamente se dio la proliferación de institutos técnicos que solo enseñaban técnicas y habilidades, más no conocimientos ni mucho menos valores. Hoy por hoy solo queda un puñado de universidades del Perú que conserva esa esencia con la fueron creadas.

Más adelante del ensayo trataré no en vano de exponer las causas del porqué el pensamiento humanista está muriendo en las universidades peruanas.


Las Causas

Dado que este fenómeno es sumamente complejo y que involucra una serie de factores económicos, políticos culturales y sociales, es evidente que hay múltiples causas que podrían explicarlo. Sin embargo, he considerado que estas tres son las que mejor explican este fenómeno, ya sea desde una perspectiva global como una nacional.

a. La Globalización y la sobre-especialización

La primera causa para explicar esta agonía del pensamiento humanista en las universidades peruanas es la Globalización y la sobre – especialización. Para empezar cabe aclarar que la Globalización ha sido beneficiosa para unos y perjudicial para otros. El resultado no importa para el análisis, pues lo importante es entender porqué la Globalización podría explicar esta tendencia en las universidades peruanas. En los últimos años, la Globalización ha elevado tremendamente la competencia entre profesionales. Un economista de Estados Unidos podría estar peleando un puesto con otro de India en una compañía de Inglaterra. Las líneas invisibles que dividían el mercado laboral mundial han ido borrándose poco a poco y como resultado es que ya no competimos solo contra nosotros (Peruanos), sino contra todos los profesionales del mundo. Este aumento de la competencia ha provocado que se acentúe aún más la división del trabajo que pregonaba Adam Smith, obligando al profesional, en su afán de ser competitivo, a especializarse cada vez más. El profesional de hoy se vuelve cada vez más técnico (cientificistas), cada vez más individual (Individualista), y aunque eso no implica que sea incompatible con el pensamiento humanista, sí lo aleja.

b. Fin de una era como monopolistas

Durante siglos las universidades han gozado el monopolio del conocimiento y cumplían la función de no solo enseñar sino también la de regular los conocimientos y valores. Sin nadie o nada que desafiara su monopolio, el paradigma no tendría porqué cambiarse y es por eso que las universidades antiguas (San Marcos, UNI, Católica, Pacífico, etc.) obligaban a sus alumnos a llevar cursos de humanidades (independientemente de la carrera profesional). Sin embargo, este paradigma cambió cuando surgieron nuevos medios para adquirir conocimientos Por ejemplo, La Internet. Incluso muchas empresas privadas finanzas a investigadores privados para crear nuevos conocimientos. Con un panorama tan cambiante y ahora con competidores, muchas universidades tuvieron que girar más hacia los deseos de los alumnos y olvidar progresivamente lo que ellos debían hacer.

c. De Casas del saber a empresas que venden especialidades

Como ya se mencionó anteriormente, durante el gobierno de Fujimori se promulgó la ley que permitía a la universidad convertirse en empresas con fines de lucro. A partir de ahí la estructura universitaria compuesta por los alumnos, profesores y autoridades se resquebrajó. En primer lugar, hubo una transferencia de poderes de esos tres grupos al dueño de la universidad. Antes las decisiones con respecto a la universidad se tomaban bajo el consenso de esos 3 grupos, ahora ese rol corresponde al propietario. En segundo lugar, se ha perdido el sentimiento de pertenencia. Antes de la ley había una relación de pertenencia mutua entre la universidad y sus alumnos. Ahora se ha pasado de “soy San Marquinos” a “estoy en la USIL” La conjunción de estos dos cambios hizo que las universidades se convirtieran en empresas que venden técnicas y especialidades, en donde la relación con sus alumnos no pasa de lo comercial. Y como cualquier empresa, su función es la de dar a sus clientes (alumnos) lo que quieren (especializarse), aún teniendo que abandonar su esencia (inculcar conocimientos y valores).


[1] Si hay algún pensamiento que puede englobar a todos esos cursos, ese debe ser el pensamiento humanista. Sin embargo, no niego que dentro de cada curso puede haber postura individualista, conservadoras o cientificistas, más bien las reconozco. Pero el pensamiento humanista tiene también un poco de individualista, un tanto de cientificista y algo de conservadora. Por ello, generalizo que las universidades tienen la función de enseñar el pensamiento humanista